lunes, 8 de julio de 2013

Nunca se debe jugar a la lotería
nunca
nunca ser partícipe de esa obscena revelación
el azar se esconde al ojo humano
¡Ay! ...si confluyeran en el tronco todas las ramas y no al revés!
no hablo ya de la ilusión de riqueza, de la esperanza capitalista
ya no sólo del negocio religioso del porvenir
de la dudilla, del congojillo, del ¿tocará?
de ese tambor donde nuestros sueños y deseos
bailotean al son de una mano invisible
no hablo ya del sueño destructor de sueños
hablo de la contradicción de la mano que se aplaude a sí misma

no se puede jugar a la lotería
sin caer inmediatamente en un infierno caótico
(si mi boleto toca el ala de una mariposa al volar...)
¿que clase de cataclismo de concatenaciones encadenadas nos espera?

tal vez, como dice mi padre, sólo se deba jugar en Navidad
al fin y al cabo
Jesús fue con su nacimiento
 el inventor de esta diabólica comparsa

compra uno de esos papelitos que roban el alma
y ya nunca podrás caminar tranquilo
sin saber si el siguiente paso lo dará tu pierna derecha
o la izquierda

sábado, 23 de febrero de 2013


Poemas para un nuevo mundo
Poemas televisivos
Poemas comerciales
Poemas I + D
Poemas 3.0
Dejé en Twitter una porción de mi alma
¿Quien la recogerá? ¿Quien podrá ver en los sagrados bits?

Envío una bomba al Papa
Una bomba repleta de pajaritos







El hombre más sabio: aquel que logra hacer desfilar  por su vida el maremagnum de sus sueños. Aquel capaz de inundar como un terremoto el mundo y agitarlo y despedazarlo y recontraerlo. De hacerlo bailar, vibrar y danzanear, de birlimbrarlo y sucutifarlo. Aquel que abre las puertas del pecho “donde dormita el océano rabioso y vibrante” ansioso de anegar la tierra y hacerse bola planetoide en el vacío terrible del espacio opaco. Aquel que ahogado en tales mares despierta pronunciando el nombre de su tótem: ciervo, ciervo, rana, pez, quierbo. Aquel sin miedo a que lo atraviesen sólidos, que se sabe translúcido y etéreo como el aire. Aquel que holla con su mejilla la tierra y la roca calentada por el sol y oye a su oreja susurrarle los milagros que obra, en clamorosa confidencia, el viento que recorre lo telúrico. Aquel que lo invisible roza con la mano y aquel que en rápida carrera se funde con las dimensiones y se vuelve perro y potro y bebe del pelaje de las aves y abraza árboles y los siente como notas de un piano. Aquel que hunde sus dedos de los pies en la arena y los mezcla con las conchas justo antes de que la divina lengua del mar cubra el pecado cometido y grita ¡orgasmo! y sus células ya recuerdan a Dios. Aquel que se olvida, y es adivino del presente y sólo y solo y vivo y ya. Y nunca encontrará combatiente que lo inhiba ni roca con la que romper si no es por amor a la termodinámica, a la turbulencia, a la osadía de profanar con una espada inmensa toda la galaxia. Y nunca sentirá ajenas las lágrimas del cocodrilo y nunca distinguirá sus pestañas de las ramas de los árboles ni su glú glú del estómago con lagos que se forman cuando llueve entre los acantilados de sus manos abiertas. Y una lanza que atraviese el tesoro interno será para él un tren que comunique universo con universo, neurona con neurona, yema con yema.

miércoles, 2 de enero de 2013

2. I




Algún día llegará el día
En que vuelvan los viejos dioses
Dioses olvidados y enterrados
Dioses que nos observaron impasibles
Mientras elevábamos torres negras
De metales fríos y roca dura
De ideas de barro y emociones de alquitrán
De ardientes hogueras bíblicas
De montañas de libros y calaveras
¡Cuánto construimos, aprendimos y vivimos!
Pero ahora tememos
Pues sabemos
Que algún día llegará el día
El dios río reclamará sus prados
El dios volcán escupirá dolor
El dios bosque arrojará semillas
El dios viento doblegará rascacielos
Y mares de escombros barrerán la tierra
Los árboles volverán a respirar
La lluvia borrará el crimen
Y saldrá el sol iluminando valles
Y la mar rugirá satisfecha
Y los pájaros, flamantes testigos
Cantarán las melodías que llevan siglos guardando
Para que nadie pueda oírlas

martes, 13 de marzo de 2012



Picos de Europa.

Había una vez
  Un joven
   Que doblaba esquinas de desfiladeros
    Esperando que tras cada esquina
     Estallase el mar inmenso y azul ante sus ojos
      Pues tenía esa inmensidad (la del mar)
       Encerrada en su alma
 Pero seguía por el barranco
  Por un estrecho camino
   Y les decía a sus amigos
    "Tan sólo una esquina más"
 Apoyando su mano contra la piedra gris
  Se asomaba por cada rincón
   Pero tampoco había mar
Y sus amigos lo dejaron solo
     Cansados de tan infructuosa búsqueda
      Entonces el joven recordó una frase que alguien había dicho
        Sobre aquellas montañas, barrancos
          Y desfiladeros
 "Antes subirán aquí las olas del mar que las huestes de los romanos"

 Pero en la siguiente esquina tampoco encontró el mar

 Entonces, por el rabillo del ojo
  Descubrió el fugaz movimiento de un pequeño ser
   Una lagartija
    Nervioso, , el joven se abalanzó con cuidado sobre ella 
    Para cogerla sin romperle la cola
     Como tantas veces había hecho en su infancia
 Donde sí había mar
  La lagartija, asustada , abrió sus fauces
                      Y entonces el joven aguzó la vista
                   Y en esas fauces
               Oscuras y profundas
          Al final del largo túnel negro
       De esa garganta reptiliana

 Halló el mar

XII


Vibran mis ojos, tiemblan mis piernas
Se reencuentran los pelos de la ducha
En sobres que firma Nadie / y
Miedo envasado en botes de champú
                         
En el cristal empañado
Dios me dejó un mensaje
“La ducha espiritual erosiona el alma”

Pero me sentía sucio
Repleto de bondades pegajosas
Y me empapé con la sangre de los siglos
Y llené de nuevo el bote del delirio

Ella se vistió de agua en mi torrente
Fundida a mí fue catarata en el abismo
Ella un huracán
Yo una losa de hormigón

Ella un maremoto
Yo un rompeolas ansioso
Por ver llegar la ola

Vapor y sueños se mezclan
Sudor y jadeos se entrecruzan
Los pelos permanecen callados
Los botes permanecen callados
El agua mira indiscreta, con nuestros ojos
Reflejo del vacío, pozo de estrellas

Dios me dejó otro mensaje en el espejo
“Afeita tus temores con la cuchilla de la virtud”
Dios suena cansado
Dios me envidia
Por poseer esta joya entre mis brazos
Por beber del agua que surge de sus ojos
Por manar y fluir por ella como un río
Entre una suave campiña de algodón

Poco a poco me voy olvidando
Se difuminan mis bordes de las cosas
El vapor ya lo cubre todo
Y la pierdo entre nubes y gotas de lluvia

Me siento, solo, bajo la lluvia eterna y caliente
Observando los pelos callados
Los botes de champú callados
El agua indiscreta, que fue testigo de todo

Y el último mensaje de Dios escrito en el cristal:

“No se puede llorar en el océano”




Dios.

No creo en dios
Sólo creo en la mancha
Que deja la araña
Al ser aplastada en la pared

Si era yo esa araña
La pared también
La que se mira con terror
La que habita esquinas
Y repele cementerios

Solo nacen cosas en silencio
Y el universo es ruidoso
No cesan de lanzarse estrellas a la tierra
Y nada brota de ellas

Mi casa es una trampa de otros dioses
El dios cocodrilo, el dios escorpión
El dios arena del desierto
El dios que no es dios

¿Tendré miedo?
Ser el Ser no debe ser fácil
Cuando el ser es inabarcable
¿Inabarcable el dolor?
Inabarcable el terror de lo inabarcable
Tal vez
Tengo miedo de la serpiente interminable

El pozo tiene fondo en el cielo
El árbol tiene raíces en el espacio exterior
El meteorito sólo vuelve a casa

Hay algo que viaja más rápido que la luz
No son los neutrinos

Hay algo que es más infinito que el infinito
Hay algo

Hay algo que va mas allá del más allá
Y siempre vuelve

Hay un poema extenso que dura sólo un segundo

Y un poema escueto que dura más que los soles

Hay un mar que ruge con calma
Y es mas profundo que el aire






Tendré miedo del mechero que no enciende
Del bebé que nace viejo

Del hombre que vuelve a creer en el creer
Cuando le llega la muerte

Tendré pánico
Y estaré solo aún estando conmigo

Extenderé el brazo y me tocaré a mi mismo
Soñaré con círculos dentro de otros círculos

Soñaré con un espejo nítido
Reflejándose en un espejo tintado

Con creer un día en algo
Que no sea yo mismo



Quien lo es todo

Es quien no es nada

Tampoco tendrá miedo
De lo que no es él